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Foto del escritorCamila González Azcárate

DStroy (your reputation)

Actualizado: 28 dic 2019

BStroy es una marca de ropa en auge que ha presentado durante la semana de la moda de Nueva York su nueva colección «Samsara», entre la que se incluyen algunas piezas de estilo universitario. Cuatro modelos vestían sudaderas con los nombres de los institutos y universidades donde se produjeron tiroteos en masa: Stoneman Douglas, Columbine, Virginia Tech y Sandy Hook.


Las prendas ostentaban agujeros y desgarros que en las redes sociales ya se han comparado con marcas de bala. Un modelo incluso contaba con una herida ensangrentada en la garganta.

Según sus diseñadores, se trata de una declaración irónica que tiene como objetivo criticar la violencia derivada por las armas y profundizar más en la discusión que el tema ha provocado. Además, afirman que buscan dotar de agencia y empoderamiento a las víctimas de los tiroteos a través del storytelling que se aprecia en las prendas.


Los diseñadores alegan que han creado esta línea sabiendo que podían provocar cierta polémica: su intención siempre ha sido explorar los problemas sociales a los que nos enfrentamos en la actualidad.

Aunque han recibido algunas reacciones de apoyo, no queda claro si la marca cuenta con la aprobación (o el consejo) con los supervivientes en cuestión. De hecho, muchos familiares y conocidos de los fallecidos en estos tiroteos en masa se han alzado en las redes sociales para declarar las sudaderas como «repugnantes» e «inaceptables», ya que consideran que la marca está capitalizando el dolor y el sufrimiento de las víctimas. Defienden que hay otros métodos menos insensibles para «empoderar de verdad a los supervivientes».


A pesar de ello, BStroy está considerando sacar a la venta las prendas que han causado tanta controversia precisamente por la gran cantidad de atención que están recibiendo en los medios.

Desde un punto de vista profesional, podemos afirmar que BStroy está recibiendo una amplia cobertura mediática: tanto en redes sociales como en medios que se consideran más respetables como el New York Time han sido noticia. Los dueños están intentando apropiarse de esta visibilidad y sacar su propio beneficio.


En principio, un beneficio que es colectivo, pues el fin último de las prendas que han sido criticadas es denunciar un problema que afecta a nuestra sociedad: las armas, su fácil acceso y el uso que se les da. Su popularidad en los medios de comunicación sin duda está ayudando a que su mensaje se extienda con mucha rapidez y entre un público al que, de otra forma (quizás) jamás habrían llegado.


Y digo «en principio», pues el hecho de que se planteen comercializarlas pone en manifiesto otro interés de la marca: las ventas. Podemos interpretar que buscan que su mensaje evolucione y no sea tan solo una idea que se ha expuesto a las críticas, sino también una idea que se pueda llevar encima. Que vista. Que se enseñe con orgullo y se blanda como estandarte del activismo. Y todo gracias a la marca BStroy, que se muestra comprometida con la construcción (o la ideación) de un mundo mejor.


Pero las reacciones polarizadas de gran parte de la sociedad bien podría hacerlos recular. Las ventas no son todo y una marca es algo más que su producto. También es el mensaje que transmite y los valores inherentes con los que sus públicos de interés se puedan identificar.


Y aquí, el mensaje ni siquiera se entiende, como evidencia la ausencia de una opinión consensuada. Es más, hasta se podría decir que las críticas negativas (de los que fueran protagonistas, directa o indirectamente, de las tragedias que BStroy aspira a censurar con sus ropas reivindicativas) son las más predominantes.


También podríamos plantearnos si de verdad vale la pena contrariar a una sociedad cada vez más susceptible con esta decisión. Es muy probable que las víctimas (o sus amigos, conocidos o familiares) no sean el público objetivo de BStroy como marca de ropa, pero las han hecho partícipes de su discurso desde el momento en el que decidieron abogar por su causa a través de su producto.

Un recuento de las ventajas y desventajas de esta decisión tampoco nos dice mucho, pese a las evidentes virtudes que se aprecian a primera vista:


Lo que sí está claro es que nos encontramos ante una situación en la que la reputación de la marca se pone en entredicho y que la confianza que sus públicos han depositado en ella no está asegurada. Y ahí es donde BStroy debería cuestionarse si las decisiones que quiere tomar son las más adecuadas. Si los beneficios, de verdad, superan los inconvenientes.

 
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