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El fin es solo el principio

Foto del escritor: Camila González AzcárateCamila González Azcárate

«Una etapa ha terminado, y ha llegado la hora de que empiece otra», leí en el mismo libro de Bach hace algunos años. Es la frase ideal para cerrar un proyecto que me ha acompañado a lo largo de los últimos meses: ha llegado la hora de acabar. Aunque tengo la sensación de que apenas empiezo.


Ha sido duro, no voy a negarlo. No por falta de inspiración o desconocimiento, claro, sino porque resulta difícil, y a veces hasta imposible, encontrar el tema ideal en el que plasmar los pensamientos propios, y a veces ajenos. Y también parece un poco intimidante la profundidad que esconden muchos de ellos, pues si algo me ha enseñado la asignatura es que todo es mucho más profundo de lo que puedo imaginar.


Aunque me he esforzado por diversificar mi repertorio de temas, soy consciente de que me he limitado a lo que me resulta más cercano. Tal y como ya intuyera a los comienzos de esta empresa de aprendizaje, la asignatura me ha confirmado que el mundo es muy complejo. Y extenso. Y abarcarlo todo ocuparía una vida entera.


Ahora puedo decir que lo entiendo un poquito más. O que, al menos, he comenzado el viaje para entenderlo. Que ya he dado los primeros pasos para comprender por qué las cosas son así. Y qué puedo hacer para que cambien.


Informarme ha sido el primer paso y ahora es el momento de poner en práctica los conceptos aprendidos. Sin dejar de aprender. No olvidemos, por supuesto, el propósito con el que comencé a escribir este portfolio.


Sin embargo, aplicar la asignatura es bastante complicado. No por el contenido en sí, sino porque, como ya se ha dicho con anterioridad a lo largo de este blog, como sujeto tengo una serie de preconcepciones que a veces ni siquiera identifico, y que condicionan todo lo que veo. La asignatura me ha enseñado que a veces una idea parece creativa, buena y, por decirlo de algún modo, apta para todos y todas por igual, pero lo cierto es que, con solo darle un vistazo un poco más profundo, es posible hallar en ellas un sinfín de problemas. Comunicar para crear acciones transformadoras que no incurran en la violencia cultural requiere de muchísima reflexión.


Los conocimientos para evaluar buenas prácticas son los que más valoro, en tanto que ahora me permiten diferenciar las malas prácticas con mayor facilidad para poder evitarlas.


También he aprendido que, a veces, lo más sencillo pesa mucho más que grandes producciones en cuanto a justicia social. Y que tener objetivos privados o comerciales no es incompatible con la comunicación transgresora para el cambio social.

Como comunicadora en ciernes, me ha parecido muy interesante el recorrido por esta materia. Siempre nos han hablado de la responsabilidad que conlleva nuestro trabajo, pero quizás nunca con este rigor. Gracias a la asignatura de Comunicación para la Igualdad, soy capaz de entender que la comunicación publicitaria es un acto social. Y que, como tal, tiene unas consecuencias.

 
Referencias:
  • Bach, R. (2014). Jonathan Livingston Seagull: The Complete Edition. Simon and Schuster.

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