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Foto del escritorCamila González Azcárate

La revolución será feminista

A raíz de la publicación de la sentencia de la Manada de Manresa en la que se condenaba a los culpables por abuso y no por agresión sexual, el pasado 4 de noviembre se convocaron concentraciones por toda España para reclamar un cambio en el Código Penal (El País, 2019).


Al mismo tiempo, se han conseguido más de 300.000 firmas que reclaman este cambio en la legislación para que se penalice como violación una relación sexual sin consentimiento (El País, 2019).


Estas concentraciones replican otras que ya han tenido lugar en los últimos años, incluso en los últimos meses, para protestar contra sentencias similares (El País, 2019).


Planteado este contexto, podemos decir que ha sido la indignación (contra una sentencia injusta, contra el momento en el que vivimos, contra las Manadas en general) la que ha provocado esta movilización de los ciudadanos. De hecho, desde diversas plataformas feministas se ha hecho un llamado a todas las personas que consideraban que se había cometido una injusticia, explicando lo sucedido, para participar en las protestas.

La finalidad última de estas manifestaciones es, como se ha dicho con anterioridad, cambiar el Código Penal, pero los colectivos que han participado han hecho especial incidencia en que la educación (en este caso, la afectivo-sexual) también necesita un cambio.


Se han utilizado publicaciones como las que se muestran a continuación para pedirle a la gente que salga a las calles a protestar, señalando en todo momento que el origen de esto está en la propia legislación y en la interpretación patriarcal que se ha hecho de ella. Se aboga a la empatía del lector de reconocerse en esta situación, utilizando un lenguaje y un código (imágenes con texto, memes) para facilitar su difusión.

Por lo tanto, nos encontramos ante un caso en el que los colectivos que denuncian esta situación están haciendo una comunicación de advocacy, defendiendo unos objetivos colectivos e incidiendo en los cambios políticos, legislativos y educativos. Así, proponen acciones colectivas que en este caso se han extendido por todo el país basándose en la reacción que ha provocado el fallo de la sentencia y han tenido cobertura en todos los medios de comunicación.


Estas plataformas que se han utilizado como ejemplo tienen una función principalmente divulgativa. En el caso de Devermut, realizan encuestas con frecuencia para realizar investigaciones que luego dan a conocer a través de Instastories. Estas investigaciones suelen girar en torno a temas que tradicionalmente se han considerado tabú (como la sexualidad, en especial la femenina) o problemáticas derivadas de la discriminación de género.


School of feminism, en cambio, se describe a sí misma en su perfil de Instagram como una plataforma sin ánimos de lucro que «aspira a llevar el feminismo a la sociedad a través de la educación y la comunicación».


 
Referencias:
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