Leí una vez en un libro de Richard Bach que «tenemos que rechazar todo lo que nos limite». Pero, a veces, ni siquiera somos conscientes de las barreras que nos rodean. O que nosotros mismos nos imponemos.
Al enterarme de que en mi último año de universidad tenía que cursar la asignatura de Comunicación para la Igualdad, lo primero que me vino a la cabeza fue «Uy, feminismo. ¡Por fin lo voy a tocar!». Soy mujer. Nací en una sociedad donde serlo tiene unos significados y unas consecuencias diferentes a si eres hombre, y siempre me ha interesado saber por qué (y cómo defender que las cosas no tienen que ser así).
Sin embargo, la igualdad no solo se tiene que buscar entre los géneros ni porque nos afecte de forma directa, como he descubierto con el arranque de esa asignatura, sino que es un concepto que se debe extender a otros ámbitos de la vida. O de la realidad.
Por eso, empiezo este porfolio a sabiendas de que no lo sé todo. Algo evidente. Nunca se sabe demasiado, ni lo suficiente. Pero siempre se puede aprender algo más.
Y este es el propósito de mi porfolio: aprender. Algo básico, pero no sencillo, pues para construir una nueva visión (más amplia, más completa o, como mínimo, más abierta a aceptar que el mundo que me rodea es mucho más complejo de lo que me imagino) primero necesito establecer unos cimientos fuertes que me ayuden a avanzar.
Por ello, me gustaría utilizar el porfolio como herramienta de aprendizaje, un espacio que invite a la reflexión sobre temas de actualidad que, por un motivo u otro, me parezcan interesantes y en los que la comunicación, aunque me especialice solo en una parte de ella, juegue un papel importante.
Para tratar estos temas utilizaré noticias, artículos (tanto científicos como de opinión) y en general cualquier soporte que considere pertinente, que pondré en diálogo con mis experiencias personales. Será imperativo, por lo tanto, no dar nada por sentado y cuestionar lo que ya sé, pues mi visión está plagada de subjetividades, estereotipos y prejuicios que, como demuestra mi primera impresión de la asignatura, ni siquiera sé identificar.
Y, aunque la intención es sacar conclusiones, no descarto que surjan nuevas dudas que deba explorar. Al fin y al cabo, nada es un caso aislado y todo lo que sucede se debe a la coyuntura de muchos procesos y tradiciones.
No tengo pretensiones de descubrir una verdad absoluta, pues, ¿qué es la verdad? Tampoco «ningún deseo de ser líder[esa]. Solo quiero compartir lo que he encontrado», siguiendo con las palabras de Bach.
Porque, para mí, el primer paso para aprender es hacer un ejercicio de generosidad: es poner en contacto tu opinión y tus descubrimientos con los de los demás, siendo consciente desde el primer instante de que no hay una solución universal.
Referencias:
Bach, R. (2014). Jonathan Livingston Seagull: The Complete Edition. Simon and Schuster.
Comments