Tal y como se ha mencionado en entradas anteriores, las personas mayores se encuentran invisibilizadas y estereotipadas, a menudo como personas dependientes, solitarias, asociadas al consumo y no a la producción, en la publicidad (De Andrés & Maestro, 2014).
Pero, además, este ejercicio de violencia cultural se extiende a otros medios y soportes, como puede ser la industria del entretenimiento. Uno de los principales aspectos más desconocidos es la vida afectivo-sexual de las personas mayores, a la que, al entender de gran parte de la sociedad, no pueden acceder una vez alcanzan la venerable tercera edad.
La marginación sistemática de las personas mayores se hace todavía más evidente en cuanto a diversidad sexual se refiere. De hecho, «las personas [mayores] gais, lesbianas, bisexuales, transexuales o intersexuales se enfrentan diariamente a prejuicios y [otras] formas de discriminación» en «centros especializados de atención a la ancianidad, servicios sociales o sanitarios» (Albertos, 2018).
La invisibilización es solo un efecto de la discriminación y persecución de una persona o grupo de personas por circunstancias sociales o personales, en este caso, la orientación sexual. Si tenemos en cuenta que las personas mayores de hoy vivieron sus años formativos entre la dictadura franquista y la transición, no es de sorprender que ellas mismas hayan interiorizado un discurso reticente hacia su propia condición, en parte debido a las diversas leyes que castigaban cualquier conducta que se alejara de la heterosexualidad reproductiva (Albertos, 2018).
Esta es la razón por la que hoy en día existan agrupaciones de mayores como la Fundación 26 de diciembre, que tiene como misión principal luchar «por la construcción de espacios físicos y sociales especializados» y «crear programas de Atención Social, Sanitaria y Psicológica con los que abordar las necesidades básicas» para el colectivo de mayores LGTB+ sin olvidar «la intergeneracionalidad» (Fundación 26D, 2019).
Desde la Conselleria d’Igualtat i Polítiques inclusives de la Generalitat Valenciana, el pasado 17 de mayo de 2019 se lanzó la campaña «Trenca l’estereotip», un spot que se puede dividir fácilmente en cinco partes:
Una introducción hecha con testimonios, que hace un recorrido casi histórico de cada persona que aparece. Se trata de hombres y mujeres que van intercambiando miradas entre ellos y hasta con el espectador.
Las victorias que han conseguido para la lucha contra la LGTBfobia, que más adelante se recupera para recordar que no es una lucha nueva.
Denuncias de las personas mayores sobre su situación actual. Hay miradas a cámara para interpelar con el espectador y hacerlo responsable de la marginación (y estigmatización) que sufren. Introduce un espacio para la reflexión.
Aparece por primera vez el eslogan de la pieza «Trenca l’armari/estereotip».
Se pasa a una pantalla en negro con el copy «17 de maig, Dia internacional contra la LGTBfòbia» con el logo del eslogan y de la Generalitat Valenciana.
Durante todo el spot se puede escuchar música de piano que le aporta sentimiento a la narración y que, a medida que avanza, adopta un matiz casi heroico. Sin embargo, se pueden apreciar espacios de silencio en la parte tres, casi para darle más protagonismo a lo que se está diciendo.
La pieza está protagonizada por personas mayores de todos los aspectos, identidades y orientaciones sexuales. También abarcan un amplio rango de edad, y todos aparecen orgullosos de haber llegado a donde están ahora.
Entonces, se distinguen a la perfección valores inclusivos como la colectividad, la unión, la solidaridad... de un grupo de personas que han vivido gran parte de su vida reprimidas y ahora quieren reivindicar su lugar en el mundo ante el peligro que detectan de tener que regresar «al armario» solo por haber alcanzado determinada edad.
También son evidentes los valores universales: exigen igualdad de oportunidades a la hora de amar y desear, y de vivir como deseen. Se aprecia un factor de interculturalismo, movimiento, cambio... con la mención de la participación activa en protestas y movimientos para defender su sitio.
Además, uno de los posibles objetivos del spot sería establecer un diálogo entre las personas mayores LGTB+ y los que creen que ya son demasiado mayores para eso.
En cuanto a los valores emancipados, se hace un claro hincapié en la libertad, la liberación, la emancipación, en la generación de nuevos pensamientos (invitando a la reflexión) y miradas, habla de audacia, resistencia, resiliencia... etc.
Por otra parte, se transforma el marco tradicional que envuelve a las personas mayores, y hasta al colectivo LGTB+, estableciendo un vínculo entre ambos.
Este vídeo, en conclusión, es una llamada a la acción y al replanteamiento de nuestras percepciones y pensamientos, haciéndonos sentir responsables de la marginación sistemática y doble que afecta a las personas mayores LGTB+. Sin embargo, hay que tener cuidado con la forma en la que esto se consigue, ya que hay momentos en el spot en el que se puede entender que se culpabiliza al espectador, y esto no resulta eficaz.
Referencias:
Albertos, Marina. (2018). Mayores y diversidad sexual: entre la visibilidad y el derecho a la indiferencia. Revista Prisma Social, (21), 123-148.
De Andrés, Susana., & Maestro, Rosa. L. (2014). Análisis crítico del discurso publicitario institucional/comercial sobre las personas mayores en España. Comunicar, 21(42), 189-197.
Nos, Eloísa. (2019). Comunicación transgresora de cambio social. DOI: http://dx.doi.org/10.6035/Sapientia158
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